El tema fuera de pista del mundo del tenis, es sin duda la amenaza que significa el negocio de las apuestas para la credibilidad del circuito. Una serie de declaraciones de jugadores testimonian si fueron o no tentados para dejarse caer en un partido. Y ante la serie de amenazas, los dirigentes del circuito y responsable se lanzan con una batería de medidas a prueba del dinero sucio de las apuestas. Entre ellos, el Gran Slam de Australia anuncia una especie de escudo anti-apuestas.
Sin duda las sospechas son más que fundamentadas, pero la batería de medidas, se parecen en algo a una verdadera caza de brujas:
. La federación de tenis de Australia contrató una firma de asesoría en seguridad para el primer torneo del Grand Slam de la temporada.
. El equipo de trabajo estará en contacto con la policía, examinará los arreglos de partidos en otros deportes y preparará un plan para exponer instancias de conducta ilegal.
Y todo ésto se suma a las medidas en estudio de la ATP:
. El jugador que sea contactado y tentado para arreglar su partido tiene un plazo de 48 horas para denunciar el hecho, exponiéndose a sanciones en caso contrario.
. Cada partido será filmado y analizado.
. Se habla además de contratar a ex jugadores expertos en detectar actitudes sorpechosas en jugadores, restringir el acceso a las zonas de jugadores en torneos...y van.
Todo parece insuficiente, cuando se trata ni más ni menos que de despejar dudas acerca de la integridad de un deporte como el tenis.
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